Daniel Kiri Escobar, un trovador comprometido

Artículo publicado el 13/10/2008 Ultima réactualización 13/10/2008 17:11 TU

 “Chabuca Granda decía que cantaba con voz de perro San Bernardo. Ella tenía pedigrí, porque yo canto con voz de perro chusco”, dice bromeando el cantautor peruano Daniel Escobar, más conocido como el Kiri. Nacido en 1947, en Lima, pasó su infancia en un barrio popular con fuerte presencia de población negra. El autor de canciones como “Palomita de barro”, “La guajira del pobre” y “Tus manos son de viento”, recuerda: “En las fiestas se reunían obreros y vendedores ambulantes. Se cantaba mucho y se escuchaba a la Sonora Matancera, Benny Moré y mambo. También valses criollos, marineras y música afroperuana.” Esta última, según Kiri Escobar, tiene más influencia árabe que del África negra.

Alguien ha definido al cantautor peruano como un músico que es producto de la radio, lo cual él acepta, ya que se formó de manera autodidacta escuchando en la radio música argentina, mexicana, brasileña, como también china y japonesa. “La revolución de la bossa-nova yo la viví en 1960-62 escuchando en la radio a Joao Gilberto.”

Su primer contrato como músico lo llevó a integrarse como guitarrista en el grupo de rock Los Dreams, con el que tocó entre 1967 y 1969, y con el cual viajó por el Perú. “Vi entonces las terribles diferencias que existían. Me trataban como a un gringo. Esas personas eran del mismo país que yo pero yo no tenía ni idea de quiénes eran.” Éste fue el inicio de una conciencia social y política que se desarrollaría luego durante el gobierno militar “nacionalista” de Juan  Velasco Alvarado y lemas como “el patrón ya no comerá más de tu pobreza”.

Otra etapa en su formación fue el descubrimiento del teatro. Con el grupo Teatro Duende participó en Muerte y vida Severina, de Joao Cabral de Melo Neto, con música de Chico Buarque. “Fue un electrochoque psicológico y estético. Cuando terminó la temporada yo ya no era el mismo.” Daniel Kiri Escobar se puso entonces a trabajar en sindicatos, barrios populares, comunidades, y se puso a componer influido por Chico Buarque, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra y todo el movimiento musical de Uruguay, Argentina, Cuba y Chile.

Descartó, sin embargo, la idea de la militancia política, porque la consideraba opuesta al trabajo artístico. “Yo no estuve en la universidad y no hice, pues, el Servicio Revolucionario Obligatorio”, dice bromeando el cantautor antes de subrayar que éste lleva a menudo al sectarismo.

En 1981 grabó su primer álbum, Omnibus, con cierta influencia de Rubén Blades. Y en 1987 un grave accidente casi le cuesta la vida. Durante quince años vivió alejado del Perú y de la vida artística, residiendo entre Francia y Cuba y sometido a un largo tratamiento de reparación facial. “En Francia me he nutrido con música de Pakistán, India, La Reunión, Madagascar, árabe y andaluza. Me he deleitado con Georges Brassens, Jacques Brel y otros compositores.”  En 2008 dio a conocer un nuevo álbum titulado Macerado. De él existe una versión pirata llamada Agüita de azahar, realizada por él mismo para poder llegar a quienes no tienen dinero para comprar la grabación oficial. “Renuncié al dinero, a la popularidad, al confort y a una cierta fama”, dice Daniel Kiri Escobar.